Competencias Fundamentales Para La Vida: La Base Para Construir Una Comunidad Laboral

Competencias Fundamentales Para La Vida: La Base Para Construir Una Comunidad Laboral A veces lo más común es lo menos común

A veces lo más común es lo menos común

Hace varios años el tema de las competencias apareció en los escenarios empresarial, escolar y ciudadano. Todos alguna vez hemos oído hablar de ellas, sin embargo, no estamos familiarizados del todo con su acepción más objetiva y su aplicación en la vida de las personas, las organizaciones y las comunidades en general.

Hay un ejemplo sencillo que cito para comprobar que lo más conocido muchas veces es lo menos conocido. Me ha funcionado con operarios, vendedores, servidores públicos, docentes, capacitadores, entrenadores, médicos, coordinadores, supervisores, gerentes, directivos y demás actores de comunidades civiles, laborales y educativas. ¿Está listo para hacer parte de este ejemplo? ¿Usted conoce el coro del Himno Nacional de la República de Colombia? Imagino que su respuesta es «sí» ¿Conoce el significado literal de la palabra inmarcesible? Puede consultar ahora mismo en el diccionario o, si lo prefiere, en Google. ¿Lo sabía o no lo sabía? Si comprobó que sí lo sabía, significa que en algún momento usted eligió investigar sobre el tema, algo que habla muy bien de usted, o que tuvo la suerte de que alguien casualmente le había hablado sobre el particular, algo no tan meritorio. Si evidenció que lo ignoraba, bienvenido al club de los que saben que no saben y saben qué es lo que no saben.

¿Son comunes las competencias? Recuerdo cuando hace algunos años Antanas Mockus asumió el reto de animar en la ciudad de Bogotá una cultura cívica basada precisamente en el enfoque de las competencias ciudadanas y recuerdo cuando se refirió a ellas como conocimientos puestos en acción. Este es el corazón del tema: la intersección entre el saber, el querer y el saber hacer. Cuando pregunto qué son las competencias, me responden: indicadores de logro, indicadores de desempeño, comportamientos, perfiles de cargo, funciones, responsabilidades, requisitos, procesos, procedimientos y toda suerte de lugares comunes dentro del ámbito empresarial y educativo. Por eso advierto la urgencia de abordar este tema educativo y cultural que prueba que lo obvio, por obvio, pasa desapercibido.

¿Cómo se desarrollan las competencias? Sabemos que las competencias tienen que ver con actitudes, conocimientos y habilidades. Eso es verdad. ¿Sabemos cómo se desarrollan? Los mejores ejemplos provienen del deporte, las artes y los oficios.

¿Sirve saber? ¿Usted sabe qué es nadar? ¿Sabe cuáles son los principales estilos de natación? ¿Sabe en qué escenarios se puede nadar? Si usted puede resolver estas tres preguntas es porque ha adquirido estos conocimientos sobre el tema. Usted hoy y todos los días puede aumentar esos conocimientos. Puede saber qué beneficios reporta la natación para su condición cardiovascular, muscular y respiratoria; puede saber quiénes han sido los mejores nadadores de la historia; puede conocer las propiedades físicas y químicas del agua. Total, usted puede ser una persona muy ilustrada sobre el tema del agua y la natación e incluso puede difundir esos conocimientos a su alrededor, pero no es suficiente.

 ¿Sirve estar? ¿Qué pasa si todos los días usted se sumerge en una cómoda tina o en un jacuzzi? ¿Esto le permite acceder a los conocimientos que usted necesita recibir sobre el agua? ¿Esta situación lo lleva a saber nadar? La gente dice que uno debe echarse al agua. Falso, no es suficiente.

 ¿Sirve saber hacerlo? Lo primero no significa que usted sepa nadar. Sólo refleja que usted ha acumulado datos y da razón verbal de ellos. Lo segundo es más peligroso, porque aunque usted está en el medio, no cuenta con el conocimiento teórico ni mucho menos el práctico. Para aprender a nadar necesita conocer muy bien las técnicas y entrenarse poco a poco hasta llegar a hacerlo muy bien. Gracias al ejercicio, usted desarrollará aquellas habilidades que siempre ha tenido. Es cuestión de paciencia y persistencia.

 ¿Sirve querer hacerlo? ¿Qué pasa si usted le tiene miedo al agua? ¿Qué pasa si decide no enfrentar su miedo? ¿Qué pasa si le domina la pereza y resuelve no entrenar? ¿Qué pasa si usted cree que la natación es pérdida de tiempo? ¿Qué pasa si usted se ha convencido de que la natación no es lo suyo o le queda grande? Esta parte sí es cuestión de actitud, experiencia personal y posturas ante la vida. Como puede ver, para desarrollar una competencia usted necesita completar los cuatro elementos anteriores: saber (conocimientos), estar (cultura), hacer (habilidad) y querer (actitud). Usted ha conocido a muchas personas que simplemente están en un cargo: alguien que ocupa la gerencia, alguien designado como jefe, alguien que lleva sentado 20 o más años en la misma silla y que le pasa lo mismo que al que está en la tina, no sabe mucho, no sabe hacer, no quiere hacerlo distinto, simplemente está ahí.

¡Las competencias son fundamentales para la vida cotidiana de las personas! Un papá necesita desarrollar competencias para ser papá: cada día que pasa debe saber más sobre el tema, debe entrenarse en hacerlo mejor y debe configurar los comportamientos con que pueda llevar a cabo esta tarea. No es lo mismo estar ubicado en el rol de padre que desarrollar las competencias para ser y hacerlo cada día mejor. A esto hay que agregarle que los hijos todos los días cambian, por tanto la exploración y el desarrollo de tales competencias es muy dinámica. Un esposo también necesita desarrollar las competencias que le permitan convertirse cada día en una mejor pareja para su pareja (aquí aparece las estrecha relación entre competencias y servicio al cliente). En todas las dimensiones de la vida son necesarias las competencias: por ejemplo frente a las emociones hay que saber qué son, qué hacer con ellas y elegir cómo vivirlas. Imagínese a una persona bien ilustrada sobre la rabia, la tristeza, el miedo, la frustración, la ansiedad y la angustia entre otras emociones. Imagínese que se ha venido ejercitando en reaccionar saludablemente cuando ellas aparecen y que ha consolidado buenos hábitos en los momentos de conflicto interpersonal o dificultad funcional. Esa persona sería competente emocionalmente hablando. Qué ocurriría si una persona conoce profundamente su fe, se ejercita en las buenas prácticas personales e interpersonales propuestas por ella y logra que sus comportamientos den razón de lo que cree. Una persona así sería competente espiritualmente.

Una comunidad laboral competente Toda empresa es una comunidad humana por tanto está integrada por gente real en circunstancias reales. Su reto consiste en facilitar aprendizajes reales. Por eso debe alentar la gestión práctica y existencial del conocimiento de manera individual y conjunta. Yo he comprobado que el acompañamiento personalizado, los procesos permanentes de capacitación (conocimientos), entrenamiento (habilidades) y reflexión (comportamientos) unidos a esfuerzos permanentes de endomarketing ayudan a fidelizar al equipo humano, a vender las ideas empresariales adentro, permiten pasar del dicho al hecho, porque una empresa no debe contentarse con haber dicho las cosas, debe hacer todo lo que esté a su alcance para provocar los aprendizajes humanos que se propone. La verdad, en este campo de las competencias las ciencias humanas y, en particular, la pedagogía y la comunicación han avanzado mucho. Por eso, en las comunidades laborales es mucho lo que hay por explorar, desarrollar e implementar. El gran reto es consolidar un liderazgo pedagógico y por ende una comunidad de aprendizaje.

En resumen una competencia tiene que ver con lo que las personas:

(1) Son: lo que han vivido, su manera de ver el mundo (paradigmas), sus creencias, sus hábitos, sus normas, su plan de vida, sus posturas ante la vida, su manera de ver las relaciones y el esfuerzo con otros, por otros y para otros. Esta es la parte comportamental y actitudinal.

(2) Hacen: el potencial que tienen, sus habilidades desarrolladas o destrezas, sus buenas prácticas, sus técnicas, sus investigaciones aplicadas, sus prácticas civiles u organizacionales.

(3) Saben: conocimientos adquiridos, investigación, ciencia, uso de la información, gestión personal y compartida del conocimiento. El desarrollo de competencias ocurre sólo cuando se logra elevar el nivel de las personas en estos tres aspectos.

Fuente: Leonardo Bello Muñoz

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